DE PÁJAROS Y HUMANOS

Papel y lápiz para este descubrimiento. Tomo la primera hoja de 80 encuadernadas que compré en la librería de enfrente.
Mi primer concepto es el de LIBERTAD. La denomino “acercamiento a lo inconcluso”. Imagino una manada. Una manada que recorre desde la Quebrada de Humahuaca hasta el Cerro Otto en Argentina. Una manada de pájaros libres. Por lo tanto, de pájaros que se acercan a lo inconcluso.
Buscan lo que nunca vieron, lo que siempre soñaron. Lo desconocido con lo recorrido. Lo anhelado con lo soportado. El sol, con las tormentas. La guarida, con el sometimiento. Son pájaros, repite mi hermana. Son sólo pájaros. Y nada más. ¿Nada más? Son el acercamiento a lo inconcluso. Son esa ala de color amarronado con la suma de su aparato respiratorio y digestivo. Son la suma de un todo capaz soportar más de lo que creen. No son sólo pájaros. Porque cuando un pájaro falta en la manada, los demás vuelven a buscarlo. Y entonces dejan de ser libres. ¿Y se acercan a lo inconcluso?... Tienen un fin que ya no es inconcluso. Pero ese fin es solidarizarse. ¿Y entonces siguen siendo pájaros?
Eh aquí mi descubrimiento. Los pájaros se convierten en hombres cuando pierden su libertad. Porque no existe libertad como la de los pájaros. Porque los hombres indirectamente nos atamos a cargas pesadas que no siempre son inconclusas. Rozamos lo concreto, y creemos que ello nos hace interesantes. Porque los humanos somos así. Queremos la libertad de pájaros. Y en parte la tenemos. Fuimos ellos en algún momento. Lo inconcluso y lo concreto. Lo libre y lo esclavo. La carga y lo liviano. Somos un pájaro maduro que se acercó a lo inconcluso, que buscó lo desconocido, pero que cuando se durmió en la cotidianeidad necesitó de otros que decididamente abandonen su vuelo, porque alguien los necesita. Pero eso no es libertad. Porque esos que vuelven, vuelven por deber y no por elección. Y la libertad, lejos de ser el acercamiento a lo inconcluso, pasa a ser aburrimiento, rutina y soledad.

Julio de 2006